La Historia del Capitán Naufragio
Pequeños barcos, como de papel, navegando en olas azul
celeste de suave tela remeciéndose con corrientes de aire; un recurso escénico
que debe estar de moda pues se le ha visto en otros eventos. Transcurrieron
algunos minutos y nada pasaba, incluso el público empezó a aplaudir en clara
insinuación de que no había espectáculo, quizás por errores técnicos pero el
incidente al cabo resultó un recurso para cobrar mayor atención del público.
Anunciada como presentación de títeres para adolescentes y
adultos. Se escenificó en el Teatro Ocampo en el puro corazón de Cuernavaca, ni
siquiera se vendieron boletos, pero hubo suficientes espectadores para la 23ª. Presentación
de la historia.
Podríamos decir que fue un monólogo del único actor aunque
hubo diálogos con grabaciones, preferentemente de voces femeninas. Los títeres
sí estuvieron presentes en algunos momentos, incluyendo los de sombras al
estilo oriental y niños guiñoles jugando en en dulce jardín del sueño
americano. El recurso nuevo e interesante fueron las figuras robotizadas que
pasaron también al centro del escenario, una como seductora damisela del tango
y otra con cara de pantalla digital que
tuvo un efecto de gran impacto especialmente entre el público más joven.
La historia de un hombre solo que naufraga repetidas veces
en las diversas pistas del circo de una vida, también se salva y se redime en
diversas islas del proceloso mar. El guión aparece con diversos lugares comunes
de la filosofía del ser individual, en cambio al tratarse del ser social se
invocan frases interesantes y contundentes, como por ejemplo “Si no nos dejan
soñar, no los dejaremos dormir” que se convirtiera en slogan de los Indignados
de Barcelona. El monólogo incluye una crítica a la sociedad de consumo, a la
mala democracia y a muchos males políticos y sociales que aquejan al ciudadano
actual que puede ubicarse en cualquier lugar o en toda América Latina. Guión y
escenografía fueron impulsados por mexicanos nacionalizados, todos ellos con el
ojo crítico y agudo que suelen ponernos encima los oriundos en el Cono Sur.
Relativamente son escasos los recursos de vestuario,
utilería y tramoya, cada uno cargado de simbolismos que se multiplican según el
momento de la obra y el uso que se les da. Las estampas o cuadros que conforman
la obra se acompañaron de una rica e intensa selección musical exquisitamente
apropiada para resaltar momentos cumbre; los juegos de luces y proceso de
iluminación también fueron magníficos.
Se conjugaron y aprovecharon recursos del FONCA y de la Secretaría
de Cultura del Estado lo que resulta muy afortunado en este trágico y peligroso
mar en que se ha convertido el otrora bello Estado de Morelos.